1 nov 2011

Zamcam (Segunda Parte): Conociendo a Zamcam

Enlace a la Primera Parte

Me levanté al día siguiente con ganas de estrenar la Feria de Día. Había quedado con un grupo de amigos para estar con ellos hasta cierta hora, cosa de la que no estaban al tanto, para después pirarme con otros que me esperarían en uno de los bares que hay junto al Teatro Romano.

A eso de las cuatro de la tarde me dió por mirar el móvil. Ya estaba dándole vueltas a la cabeza sobre lo que decirle a Zamcam cuando la llamara. Todos los manuales del amor (del folleteo, qué cojones) desaconsejan llamar al día siguiente, así que me tiré toda la tarde dándole vueltas a la cabeza ante la disyuntiva de seguir el saber popular o mis propios sentimientos. Tanto pensar me cansó, no sin hacer más de diez amagos de llamada durante todo el día. Cuando ya nos dirigíamos a nuestro último destino de la jornada, en Plaza Mitjana, la vi pasar con el mismo grupo de la noche anterior. No sé porqué no pude decirle absolutamente nada. La dejé pasar porque me entró una inesperada sensación de vergüenza. Ya en el tren de vuelta a casa, a eso de las 19.30, le mandé un sms. Nota mental: nunca, nunca, nunca se manda sms si realmente se quiere/desea algo con alguien; si es con pocas ganas, sms, sino llamada para despejar dudas y no andar mareando la perdiz. La verdad que la secuencia de los acontecimientos no la recuerdo, es la 1:13 del 31/10/2011 y han pasado cerca de tres meses de todo aquello. Condensándolo todo en la semana de feria, éste es el resumen: me contesta, me dice que ya se ha vuelto a su tierra porque se ha peleado con la hermana por todo lo acontecido el día que nos conocimos, le digo que me arrepiento de no haberla llamado antes, nos intercambiamos msn y Facebook y llegamos a chatear horas y horas durante los días de la semana de feria. En esas sesiones de msn, que dicho sea de paso, lo odio,me confiesa que le he encantado, que está mucho más alegre a raíz de esa noche,... Yo, que no soy de los que mide nada de lo que siente (al menos para las cosas buenas) no soy menos y suscribo cada una de sus sensaciones. Hablamos genialmente durante varios días, sin embargo, me percato de un problema importante: ella está en su tierra sin intención de volver a Málaga y en dos semanas tiene que regresar, por motivos de trabajo, a la ciudad en la que reside. Es decir, la situación es totalmente incoherente puesto que esto parece el comienzo de algo bonito, independientemente de su duración, pero al mismo tiempo irrealizable; en definitiva, algo virtual.

El último viernes de feria le comento a un amigo la situación y me confirma mis teorías: hablar y desearse por el msn es una pérdida de tiempo - puta mierda en lenguaje callejero -. Dadas las circunstancias no me queda otra que contratacar y le propongo a Zamcam visitarla en su ciudad. Así de paso y si las cosas no salían rodadas podía escapar de Málaga y, como poco, conocer algo más su ciudad de origen y hacer turismo. Aunque al principio se mostraba dubitativa me dijo que no le parecía tan buena idea. ¡¡¡PI PI PI MAREONA A LA VISTA!!! A priori puede parecer el clásico comentario del follador de turno, aquél que sólo piensa en follar y miente más que habla. Nada más lejos de la realidad. Esta tía me estaba gustando y corría el serio riesgo de una decepción mayúscula, así que no me quedó otra que decirle que mejor dejar el contacto. Ella se indignó muchísimo y me habló de las 'ilusiones' - me cago en mi puta calavera con la palabrita de marras que saldría para bien o para mal en esta historia -. Le expliqué que no se trataba de que yo fuese un 'hijo de puta' (aunque me da a mí que a esas alturas de la historia tampoco se me podría haber tachado de tal manera) sino que yo no me quería llevar un chasco. Recapitulemos: tienes algo especial con una tía que te gustó una noche -no, no hablo del 'gustar' con el significado de folleteo - sabes que tiene 'algo', la conoces via msn ('conocer' y 'msn', curiosa paradoja) y te gusta todavía más, le propones quedar en su ciudad de origen y te dice que no y dado que volverá a su ciudad de trabajo en breve...¡¿pero qué mierda es ésta?! Yo, que debería llevar una camiseta con la 'S' de los Sufridores del 'Un, dos, tres', ¿me iba a meter en 'rallaeras' del estilo? pues muy a mi pesar, NO. Ella no entendió que se trataba de proteger mi salud mental, maltrecha por el zorrerío que hay por Málaga, y no que no me gustase, porque si tenía miedo de rallarme era precisamente porque me gustaba. No, hamijos, no, una mujer entiende lo que quiere, eso que quede bien claro. Bueno, ella me dijo que tenía una sorpresa y era que iba a ver a su hermana en un par de días para quedarse el resto de las vacaciones (una semanita). Ahí pensé 'tierra, trágame'. Joder, había hecho una jugada inteligente, fruto de la reflexión y madura y voy y me equivoco de pleno. Ahora tocaba recular ante una tía para la cual yo simplemente pasaba del tema, a pesar de todas mis explicaciones - repetimos, que aunque sean cristalinas como el agua las mujeres se quedan con lo que quieren -. Me costó un mundo que me perdonara mi 'rajada'.

Después de desdecirme, decidimos quedar cuando viniese, no el mismo martes en que llegó, sino el jueves. He de decir que había mucho feeling cuando chateábamos pero todavía quedaba hablar con ella. Sí. Desde aquella noche no había vuelto a escuchar su voz. Como curiosidad, decir que cuando la conocí le dije que si era de Burgos, por el acento, pero me dijo que no, que era de cierta ciudad andaluza. En la discoteca no se lo noté, ni cuando salimos de ella, pero al llamarla al móvil realmente tenía el acento de donde decía ser, ¡Si señor, 'diesisai'! Pero ojo, que me dió absolutamente igual por ese lado, lo que si choca es que parece que hablas con esa persona por primera vez, con un extraña. Los dos estábamos bastante nerviosos - 29 años yo y 28 años ella; telita - y así se notaba en la conversación. Ella me dijo varias veces que estaba serio y que qué me pasaba. One moment please: '¿qué te pasa?'. La pregunta más mierdera que te puede hacer cualquier persona, en especial una mujer, cuando tú te encuentras perfectamente bien y que te hace dudar y pasar de la completa naturalidad a, en este caso en particular, reajustar parámetros de conducta. Era un miercoles y en esa llamada quedamos para el día siguiente.

El jueves cogí el tren de Benalmádena a Torremolinos, donde vive su hermana, para estar puntual a la cita de las 22.30. Por cosas de los horarios llegué unos 10 minutos antes. Ella llegó puntual. La tía tenía estilo vistiendo, o al menos llevaba la misma ropa que todas pero como una mujer y no como una zorra; sí esas que parecen decir '¿Ves? Dos tetas, un culo y un coño; a correr por mi, chaval'. Puntazo a favor. Como zapatos llevaba una especie de tacones que parecen hechos de mimbre - joder qué ignorante soy - y sí amiguinhos y amiguinhas, los llevaba bien, sin ir andando como una paciente de hemorroides, ni con el culo 'pa fuera' como un jodido pollo. Estábamos en el centro de Torremolinos y mi idea era ir a un chiringuito que tiene hamacas cerca de Playamar...¿Cómo se llamaba? Ni idea. En fin, la cosa es que fuimos desde el centro hasta ese chiringuito andando y ... sorpresa: era un ser humano. Sí, fuimos caminando y no oí ni una queja por su parte ni tampoco vi esa expresión de dolor contenido en su cara y disimulado con esa sonrillisa en plan 'pues sí, estoy un poquillo cansá, podríamo sentanno'. Al preguntarle si iba bien me dijo que sí con cara de sorpresa, como si le hubiese dicho algo fuera de este mundo. Joder, minipunto de los buenos. Qué digo minipunto, una estrellita de esas que pone la Supernanny. Durante el camino hacia el chiringuito estuvimos hablando de muchas cosas. Ella era maestra y tenía en su clase también a niños con discapacidad, cosa que me sorprendió gratamente. Que niños en dicha situación se integren de esa manera me parece digno de admiración; no estaba al tanto de ello. Sus vivencias con los peques me hacían sonreir, su sentido del humor... Joder, cuánta naturalidad; una isla en un mar de tías mediocres. Llegamos al chiringuito y estaban todas las hamacas ocupadas: joder, me encanta que los planes salgan bien, Fénix ... Pero ojo al dato, ve un tonel apartado entre el chiringuito y la zona de hamacas y dice de ponernos ahí, a lo Chavo del 8. Vamos, la zona no estaba ni iluminada. Su contador de estrellitas estaba por las nubes. Le dije que no, no por mi, porque yo me tomo algo hasta en la 'barquita' de los espetos, sino por ella y por no querer poner en juego el éxito de la cita. No nos quedaba otra que llegar a Playamar donde hay unos 3 locales muy apañados y limpios de la presencia de la muchachada, y más a esas horas y un jueves de agosto - que ya no es lo que era -. La terraza estaba medio vacía. Mejor. Empecé invitándola yo, ni por protocolo ni hostias, sino porque me dió la gana. Estuvimos hablando un rato laaaaargo. Mi sistema de estúpido enamoradizo atrapó otros detalles que me gustaron mucho y yo ya había perdido la lista de minipuntos. Ya no los había, todos ellos se habían unido para dar lugar a una realidad: Megusta2 - quienes sepan de informática y variables nombradas a voleo lo entenderán mejor -. Megusta1 había sido fruto de la noche en la que la conocí, fruto de lo que su comportamiento proyectaba. Megusta2 era más peligroso, esto se estaba convirtiendo en palabras mayores y yo, pesimista capricorniano como soy, empezaba a tener un poco de miedo. Pensaba que si bien podíamos vernos la semana que iba a estar por Málaga ella se iría a 400 kilómetros y... Bueno, fueron dudas que duraron un instante y que volvieron de vez en cuando ante frases suyas del tipo '¿Pero tú con qué clase de mujeres has estado?'. ¿Hace falta decir que creo que es la frase mas manida en la historia de la mujer y que he escuchado por parte de casi todas ellas?'. Evidentemente no iba a catalogarla de una manera u otra por semejante frase, pero el solo mencionarla me trajo reminiscencias de situaciones pasadas y no me moló. ¿Otra vende humos más? Habría que ver. Después de una ronda pagada por ella y otro rato hablando, subimos andando al centro de Torremolinos. Cómo llegamos, fundidos después de subir una cuesta del demonio. El sudor le empapaba la zona del escote y entre el moreno de su piel y la parte de arriba amarilla atrae-mosquitos yo ya me veía no dejando ni un centímetro de su piel. Mi idea era llevarla al Colmao, que, para mi sorpresa, estaba 'chapao'. '¿En pleno agosto y chapáis un jueves? Espero que estéis nadando en la abundancia', pensé. No nos quedó más remedio que sentarnos en un barecillo con terracita y taburetes al lado de Pueblo Blanco. No se estaba mal, la verdad. Otro ratazo.Ahí llegaron los besos nuevamente y después la acompañé hasta la casa de la hermana. Fuimos cogidos de la mano, pero los dedos entrelazados. Mi lado de la experiencia me lo decía: 'Macho, que hostión te vas a dar'. Pero la sensación era tan buena que sólo se me pasó por la cabeza levemente. Ya en la puerta de su edificio, cada vez que me despedía de ella no podía irme, le decía adiós y volvía para besarla. La hubiese desnudado y me hubiese acostado con ella en el portal, pero había que ir con calma. Me fui a mi casa y llegué a eso de las 5 de la mañana. Qué sensación, me gustaba al 100% sin fisuras, para nada serio a largo plazo porque eso era inviable. El planteamiento era disfrutar de su presencia mientras pudiera.

Quedamos dos días más antes de que se fuera. En ambos se trajo su coche - yo de eso no gasto - y fuimos a un chiringuito que hay en Benalmádena. Otro ratazo hablando y hablando. Volvió a salir el temita de mi 'ida de olla' cuando le dije que mejor no tuviésemos más contacto. Yo le dije que puede que me precipitara en su momento pero que era una actitud lógica y coherente, ya que ahí no había habido pinta de que fuera a pasar nada bueno. El mismo discurso lo tenía por válido para las nuevas circunstancias ya que tenerla a 400 km, de mantener el contacto, me iba a suponer sufrir, me conozco. Imaginemos la situación: conoces una tía, te lías con ella porque la encuentras atractivísima por cómo es y por lo que parece tener aún no conociéndola. La conoces y es lo que te imaginabas, te gusta y ahora se va a 400 km. ¿O sea, hello? Si a mi me gusta una persona la quiero a mi lado, por no hablar de los babosos que podrían rondarla, porque la hija de su madre está muy buena, y eso unido a mi exclusividad otorgada a la mujer que me gusta me hacían digno ganador de una hostia considerable en un futuro. ¿Quién de los dos podía perder en este juego? Yo, sólo yo. Le volví a plantear el tema. Ella me hablaba de ilusiones y de intentarlo. Yo le dije abiertamente que me conocía muy bien y que iba a pasarlo mal. Por si acaso le pregunté si había dejado algo pendiente en su ciudad, llámese relación, rollo, rollete, 'cuando vuelva nos pegamos un revolcón...', etc. Le pregunté por porcentajes. Ella me tuvo que insistir unas cuantas veces en que '0%, no hay nada', porque una tía si tiene algo pequeñito te dirá que no tiene nada,así que mejor preguntarlo varias veces por si termina de decir 'jiji, algo había...pero nada serio'. Ni falta que hace decir que de decirme que sí, aunque hubiese sido un 1%, su idea hubiese ido irrevocablemente a la basura. Lo que hoy es un 1% subirá como la espuma cuando vuelvas y mis porcentajes descenderán vertiginosamente: game over, otro estúpido romántico al hoyo y el 'nuevo' al bollo. Esto no me alentó ni mucho menos a aceptar su opción, sino que me hizo no descartarla definitivamente. Nos quedamos por el paseo marítimo y me la quería comer de arriba a abajo. No estamos hablando de 'follar', estamos hablando de la atracción extrema que se siente por una mujer atractivísima fruto de su personalidad y su físico que, sin embargo, no sería nada a mis ojos sino fuera por aquélla. Me imagino que no aceleré las cosas ni propuse nada por no joder el tema. Esta cabecita mía me decía que si bien no íbamos a hacer nada... no sé, ahí se quedaba el pensamiento. Tan simple e incompleto pero a la vez eficaz para derrotar al pensamiento genuino e inocente de acostarme con ella. Y lo digo seriamente, sin ironías. No se hubiese tratado de un metesaca por mi parte, no. Joder, me acuerdo y me muero...Y vuelta a casa, como buen soñador. ¡Claro que sí, campeón! Pero no sé ni porqué me critico, seguiré repitiendo estas pautas hasta que me muera.

La última cita estuvo llena de sinsabores. Fue rara como ella sola. Volvimos a quedar para tomar algo, esta vez en Málaga, con el añadido de que ella tenía que estar en casa algo antes, a eso de las 2. Yo ya no sabía cómo plantearme la cita, si como la plataforma desde la que lanzarme ya definitivamente a devorarla - me gustaría usar una palabra más acorde con lo que sentía/aún siento - sin compasión, si la cita en la que dejar atado el asunto de nuestra situación o si hablar como en una cita más. La cosa tomó los derroteros de la última opción. Hablamos nuevamente de nuestras cosas el 95% del tiempo. El resto lo dedicamos para las otras dos opciones. No sé cómo le hice referencia a lo de acostarnos, diciéndole que no había llevado preservativos, enseñándole la carterilla al mismo tiempo. ¿Me dijo directamente que no íbamos a acostarnos ante una insinuación mía en tono de broma? Joder, ¡no lo recuerdo! Si es así, ¿por qué no pasé ya de ella y puse mi cabeza en modo 'a ver cuando llego a casa'? No, el fin no era acostarse, ni mucho menos. El gustar a alguien conlleva una atracción sexual. Sino era su caso, ¿a qué jugaba? Son preguntas que me planteo ahora, siempre y cuando lo que me dijese fuese eso. Al enseñarle la carterilla vacía me preguntó que qué hubiese pasado de acostarnos. Yo le respondí que había Farmacias (conozco dos que son 24 horas) y que si hacía falta se podía ir. Respecto a la opción de seguir en contacto ella me dijo de intentarlo, aunque lo más factible hubiese sido despedirse en condiciones y decirnos 'hasta luego' para la próxima vez que viniese, y no tener contacto hasta entonces. Yo soy un lobo solitario así que seguro que hubiese quedado con ella en cuanto volviese a visitar a su hermana. Una tía de su categoría no se encuentra todos los días y yo hubiese quedado gustoso en cuanto ella me hubiese avisado. La opción de Zamcam era más enrevesada. El 'intentarlo' implica tener un contacto diario en el que contarse cosas. El rememorar los días vividos en Málaga iba a dar para poco en nuestros encuentros cibernéticos. Algo daba esperanzas al experimento: ella suele acercarse de cuando en cuando a Málaga a visitar a su hermana, así que la espera sería menos dura. A pesar de mostrarme reacio decidí aceptar ante ese rayo de luz en medio de ese despropósito.¿Cuándo encontraría a alguien como Zamcam? Probablemente nunca ¿Y a Zamcam? Esta pregunta se respondía sola si no terminaba por aceptar. El último reto de un tonto enamoradizo.

Nos dirigimos al coche con las manos entrelazadas y de ahí a casa. A mitad de camino ella me dijo de ir a otra parte, pero si mal no recuerdo porque me mostré extrañado de volver ya a casa. En serio, no recuerdo. Estaba desconcertado. ¿Quiere que la lleve a...? ¿Qué quiere hacer? Joder, si tampoco insistió en el tema de los condones. Pero si es una tía con personalidad y echada pa'lante seguro que me lo preguntaría acompañándolo de una mirada más explícita, ¿no? Yo no podía insinuárselo sin ella querer, tenía que ser una cosa de dos, fifty-fifty. Le dije que fuese al Parque de la Paloma con la intención de que aparcara en la zona menos iluminada, sin embargo, vió coches ahí aparcados y dijo algo como 'hay gente ahí, no?' y giró a la derecha y aparcó en la zona iluminada. Qué digo iluminada, el coche tenía una puto foco para él solo, en plan estrella del burlesque. Bajamos del coche y empezamos a caminar, sin rumbo. Está en plan loca, como siempre o más. Me reía con ella, pero llegó un momento en que tanta locura era demasiado. A mi las locuras me parecen de puta madre y el humor surrealista es mi preferido, pero no pegaba. Se iba al día siguiente y no demostraba deseo y, NO, no se trataba de que yo quisiese una señal para ver si finalmente 'caía'. En esta historia el deseo no podía quedarse fuera y yo, como hombre, necesitaba sentirme deseado. Joder, un acercamiento, un beso con ganas, como los de la discoteca... Ella me dijo que me había puesto muy serio. No tenía palabras. No lo hice para hacer notar mi decepción sino que ésta era tan grande que el sentimiento venció a la razón y al saber estar, vaya, al saber poner una puta cara de conformidad ante tal panorama. Diós, qué estampa. Bajamos hasta el paseo marítimo y la besé varias veces en la mejilla, agarrándola por detrás y mirando al mar. Ella me recordó mi seriedad ante su ataque de locura y me confesó haberse quedado muy cortada. No, si encima, en el sumum del antimorbo, me pongo a dar palmas y a acrecentar la sensación de fracaso. De verdad que hay tías que quieren hacer lo que les salga de la entrepierna, independientemente de las circunstancias. Finalmente me llevó a mi casa y me despedí con un beso y le dije que me había encantado conocerla. Qué sensación más rara, era la despedida y me había sentido como un muñeco en manos de ella. Tuve la extraña sensación de que montó ese momento ultracómico con toques de pastillera poseída para tapar un eventual acercamiento por mi parte. Vamos, hacerme desistir por la vía de su amorbal actuación. Estaba confuso, era la despedida de una tía que había logrado cautivarme y a la que supuestamente le había encantado, mas me había demostrado justo lo contrario con su actitud. 5:24 31/10/2011

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