La era de la estandarización, la sobreinformación y la ultraespecialización. Hasta para atarte los zapatos tienes que estudiar hoy en día, tener un titulito que penda de la pared de tu cuarto que demuestre que eres apto. Hacernos pasar por el aro, moldearnos, totalmente normalizados y sujetos a sus reglas. Te calibran y, si te sales de sus estándares, te obligan a que regreses al redil, te lo hacen saber con sus anuncios, su extrañeza al analizarte. Te invitan a que cambies, a que te unas a la cadena de producción, a que seas una tuerca más del engranaje, a que alimentes la maquinaria que no puede dejar de moverse porque su paralización supondría su desplome y, luego, el caos. '¡Más madera!'.
'Taller de Escritura', leo estupefacto, un conjunto ordenado de recomendaciones extraídas de libros para que aprendas a escribir. 'Aspectos de la novela', 'Cómo no escribir una novela' y tantos otros manuales para acabar atrapado en esa espiral que te hace sentir que sin el sistema eres incapaz de valerte por ti mismo. Aprenderás lo que se te permita y lo asimilarás como se te enseñe, todo lo que exceda los límites del cercado estará mal, apuntará a ti como saboteador de la sociedad de bienestar, porque contravenir sus postulados es ir en contra de ella. ¿Quién eres tú para desmarcarte? ¿Acaso te tienes por más válido que los demás, superior a las mentes brillantes que te precedieron? Pues déjame decirte que te someterás a los que controlan el juego de luces que te consiente exponer tus ideas y tus gustos en público. Ellos manejan el semáforo que hoy te da luz verde para exhibir un pensamiento, una predilección, y mañana quedar marcado por ello. Un ente monstruoso que oprime el secesionismo, enemigo de sus componentes por separado, amigo de ellos en conjunto, la sociedad como enemiga de la sociedad. Esa abstracción que rechazamos cuando nos rechaza, con la que nos identificamos cuando nos acepta. Esa dualidad que vive en todos nosotros y de la que no nos podemos desligar.
'Taller de Escritura', leo estupefacto, un conjunto ordenado de recomendaciones extraídas de libros para que aprendas a escribir. 'Aspectos de la novela', 'Cómo no escribir una novela' y tantos otros manuales para acabar atrapado en esa espiral que te hace sentir que sin el sistema eres incapaz de valerte por ti mismo. Aprenderás lo que se te permita y lo asimilarás como se te enseñe, todo lo que exceda los límites del cercado estará mal, apuntará a ti como saboteador de la sociedad de bienestar, porque contravenir sus postulados es ir en contra de ella. ¿Quién eres tú para desmarcarte? ¿Acaso te tienes por más válido que los demás, superior a las mentes brillantes que te precedieron? Pues déjame decirte que te someterás a los que controlan el juego de luces que te consiente exponer tus ideas y tus gustos en público. Ellos manejan el semáforo que hoy te da luz verde para exhibir un pensamiento, una predilección, y mañana quedar marcado por ello. Un ente monstruoso que oprime el secesionismo, enemigo de sus componentes por separado, amigo de ellos en conjunto, la sociedad como enemiga de la sociedad. Esa abstracción que rechazamos cuando nos rechaza, con la que nos identificamos cuando nos acepta. Esa dualidad que vive en todos nosotros y de la que no nos podemos desligar.
Lógico es que una empresa se rija por unos parámetros que considere oportunos a la hora de publicar un libro, ¿pero qué lleva a una persona a meterse en un taller de escritura? Y no hablo de aquéllos que esperan conocer gente en ellos o esos otros que buscan una estimulación espiritual, en campos inexplorados, que les ayude a huir de la rutina. No. Hablo de aquéllos que se afanan por ser una copia de los escritores más en boga, de aquéllos que se henchirían de orgullo al ser calificados como el sucesor de tal o cual escritor de best sellers. El éxito por el éxito, voraz, a toda costa, ¡ya!; sueños de caoba concediendo una entrevista a un semanal de fin de semana al borde del escritorio y una frase lapidaria con la que arrancar la admiración del seguidor. Un tuit, un retuit, un follow, una arroba, un me gusta, un link, la espera el día del lanzamiento, una firma...tu firma. Vertiginoso. 'Hola, quiero ser escritor porque quiero ser uno más. Ah, y porque me gustan los complementos estrafalarios y creo que me daría mayor personalidad portarlos habiendo escrito algo' Sino, de qué. ¿Qué de qué? Pues eso, que cómo es posible que alguien quiera vivir como una imitación de lo que otros fueron...
